La Conspiración del Cura

El material bibliográfico encontrado por los investigadores, en su mayoría en las bibliotecas bolivianas, dan cuenta que el papel jugado por la Iglesia Católica de entonces, que ya tenía una fuerte penetración en las comunidades, apuntó claramente a aprovechar la fe de los indígenas para conseguir ventajas políticas.
 En conocimiento de esa gran fe, que se extiende hasta la actualidad en las comunidades andinas, el cura de Chiu Chiu de entonces, Alejo Pinto, fue el encargado de planear y ejecutar la conspiración que le devolvería el poder a los españoles.

La estrategia del cura fue simple y directa, presentar a Paniri como un enviado del Diablo.
Para ello, el “hombre de fe” se autoflajeló en plena conmemoración de Semana Santa. Dándose con látigos en la espalda pidió a viva voz perdón a Dios por las aberraciones que estaban sucediendo en su territorio, aberraciones que sin duda eran obra de Paniri. Esas artes de Satanás eran hablar Kunza, adorar a las deidades que por siempre habían sido adoradas, en resumen, era brujería realizar los ritos y tradiciones del pueblo Lickanantay.

Chiu Chiu, vista de su iglesia, la más antigüas de Chile.


En este marco, los propios habitantes de Chiu Chiu invitaron a Tomás Paniri a dialogar, situación a la cual el líder accedió dado que se trataba de sus propios hermanos. Es ahí cuando es traicionado y posteriormente tomado prisionero por los españoles.

Acto seguido, lo obligaron a reconocer el asesinato de 5 españoles y la participación en el ajusticiamiento de un cura. Estos cargos fueron simplemente su sentencia.